lunes, 30 de diciembre de 2013

Tecleando…

Tecleo con urgencia revolucionaria, exigiendo las palabras. Tecleo a instancias de la razón y la sinrazón. Mis dedos, en línea de salida, prestos a disparar, teclean por necesidad.

Y tecleando descanso de la cruda realidad. Descanso de mis tinieblas, de los fantasmas furtivos, del peso de la tragedia, del realismo, de mi propia mismidad.

Mis sentidos se relajan, deja el pulso de brincar, y los dedos se entusiasman y paran de reclamar. Porque el teclear cura si traspasa el umbral de la locura.

Rozan mis dedos las letras, y gira el aire dando vueltas alrededor de un poema, de unos versos, de una emoción atisbada, de un romance, una balada…


Eso demandan mis teclas: un suspiro enajenado, una euforia, o unas ganas de llorar.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Yo quisiera…

En mi caminar confuso por la página virtual, las neuritas se trastornan por la maraña de sombras, emociones y vacíos que cruzan por mi magín. Las ideas se dispersan como agua de aspersor.

Y quisiera decir tantas cosas…
Quisiera envolverme en el aire contigo en mi piel.
Embriagarme de aromas de lluvia.
Traspasar los umbrales del tiempo y apagar tu sed.

Quisiera bajar al infierno y abrasarme en él.

Mas el tiempo quebró con sus armas lo que pudo ser. Y tan sólo me quedan los sueños, sublimes momentos para mi embriaguez.

Yo quisiera derretirme contigo entre besos de miel.


Pero el tiempo socavó a fuego lento lo que todo mi cuerpo se niega a olvidar. 

sábado, 14 de diciembre de 2013

Caminos…


Me sumerjo en el folio del mismo que lo hiciera por un vasto y claro camino, disfrutando del paseo, con la emoción contenida y los sentidos sintiendo.

Mas percibo en mi cerebro una corriente agitada, un revuelo, un desafuero infernal. Un circuito endemoniado que entrechoca a las neuronas de una forma irracional.

Alejándome unos pasos, olvido que soy yo misma y penetro en un atajo. Desde ese lugar advierto, que el escuchado trajín, es sonoro y es doliente, que no es fruto del magín, sino realmente consciente.

Y el devenir por las teclas comienza a soliviantarse; a imaginarse tragedias; a sentir en carne propia el dolor de la otra gente. A palpar las quebradizas vidas en que el azar nos convierte.


No es fácil salir huyendo, el dolor siempre te alcanza, ni cerrando con candado tu laberinto mental podrás escapar de la escena.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Melancolía

Resbala por los cristales un reguero de lágrimas desconsoladas, como un reclamo de versos que nos desborda el alma.

Advierto, al contemplar la lluvia, cómo las gotas me arrastran con piruetas de vértigo a un infierno clandestino; cómo se impone el dolor de ver a una España muerta; de qué forma la esperanza se diluye con el agua.

Si me desgarro por dentro… Si perforo una tras otra las emociones que laten, siento a la melancolía querer invadirlo todo. Percibo como una borrasca agazapada en el fondo queriendo soltar el ancla.

Se deslizan las gotas, escandalosas o lentas; voluptuosas, sensuales… se deslizan impertérritas a lo que su fluir provoca.


Y mientras… los dioses gimen y se alivian con el llanto, regalándonos  belleza,  para resarcir el daño.