Me
acarició la lírica, atrevida,
como
un beso de lluvia evanescente,
mas
su aroma, su música envolvente,
trastornaron
de súbito mi vida.
.
Se
acomodó a mi voz, vendó la herida
que
se abría y cerraba, intermitente,
y
penetró en mi pálpito indolente
susurrándome
versos de suicida.
.
Y,
desde entonces, vuelo ilusionada
inmersa
en una eufórica cadencia
capaz
de trasladarme al infinito,
.
porque
siento, al llegar la madrugada,
que
se impone inalámbrica su esencia
con
su verbo alegórico, erudito.
.