Cuentan, que allá por la Mancha,
a un ingenioso hidalgo
de nombre, dicen, Quijote,
encontráronle, de facto,
medio exánime, aunque vivo,
en la ribera del Tajo.
Cuentan que fue en mala lid:
lo estamparon contra un árbol
unos cuantos malandrines
que pretendían robarlo;
mugrientos, de voz gangosa
y el aliento a vino rancio.
Cuentan que el caballero,
maltrecho y alucinado,
asió la pesada espada,
y, atizándola a destajo,
vistió de luto la afrenta
y uno a uno fue matando.
¡Válgame Dios, allí mismo,
él solo contra los cuatro!
.
a un ingenioso hidalgo
de nombre, dicen, Quijote,
encontráronle, de facto,
medio exánime, aunque vivo,
en la ribera del Tajo.
Cuentan que fue en mala lid:
lo estamparon contra un árbol
unos cuantos malandrines
que pretendían robarlo;
mugrientos, de voz gangosa
y el aliento a vino rancio.
Cuentan que el caballero,
maltrecho y alucinado,
asió la pesada espada,
y, atizándola a destajo,
vistió de luto la afrenta
y uno a uno fue matando.
¡Válgame Dios, allí mismo,
él solo contra los cuatro!
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