Éste es un post ebrio, desbocado, pletórico de cañas y de
versos. Los que inundan mi vida de analgésicos.
Con trasiego y ahínco
disculpado
rueda el mundo
girando sin cesar.
Y un dolor profundo
martillea impasible
a su pesar.
Tratando de buscar el desconcierto, me encontré con un
post alcoholizado, atenazado de versos remilgados y, a la sazón, vanos e
infames, como corresponde a una mente con arrestos.
Mas, dejad que me solace de sus versos. Versos de néctares
bañados. ¿Por qué dejar que se pierda la experiencia y tantos sueños y delirios dados?
Qué me importa el modo de la búsqueda si resulta que el dislate
es productivo y descifra el obstáculo ignorado. ¿Qué hay de malo en un post alcoholizado?
Y ahí lo dejo, arrumbado de dudas y de enmiendas, a la espera
de voces airadas y de quejas. Pues, no en vano, el alcohol es sustituto, las más
veces, de torpeza absoluta y de agudeza.